Las publicaciones curiosas de algunos medios de prensa chinos que contenían análisis hipotéticos sobre el despliegue de armas nucleares en Cuba despertaron inesperadamente una emotiva reacción de una serie de páginas web de Norteamérica y Taiwán.
"Por supuesto la posibilidad de que China asuma tal paso en la actualidad suena hasta tal punto fantasiosa, tomando en cuenta las características de la actual política exterior china, que resulta hasta extraño referirse a eso; sin embargo, en un futuro la situación podría cambiar", reflexiona Kashin.
Según el especialista, en la actualidad China representa una economía creciente que lleva a cabo una activa expansión comercial y económica, mientras en América Latina hay una serie de gobiernos orientados a establecer y profundizar las relaciones con China y Rusia y contraponerse a las presiones de EEUU.
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Mientras, Norteamérica habla sobre el despliegue adicional de armas y tropas en los países de Asia Oriental que rodean a China, observa el experto.
Kashin señala que "algunos especialistas norteamericanos escriben artículos sobre la posibilidad de utilizar estas fuerzas para ejecutar un destructivo bloqueo naval de China, mientras que otros estudian opciones de despliegue de una primera línea de tropas terrestres norteamericanas y misiles tierra-tierra" en las islas aledañas.
"¿Qué pasaría si en el futuro China decidiese dar una respuesta simétrica?", se cuestionó el especialista.
Kashin señaló que por el momento "esto no tiene sentido", ya que "el arsenal nuclear chino es demasiado pequeño y cuenta, según gran parte de los estimados, con cerca de 250 ojivas".
"En tiempos de paz China trata de mantener sus pocas armas nucleares en protegidos silos subterráneos en lo profundo de su territorio, lo cual le da cierta posibilidad de sobrevivir al primer golpe", reflexiona el experto.
Sin embargo, según Kashin, esto no siempre será así y la cantidad de ojivas nucleares desplegadas por China "se incrementará".
"A favor de esto hablan hechos tales como la aparición de los primeros misiles intercontinentales chinos con ojivas múltiples, la creación de nuevos submarinos nucleares portamisiles y el desarrollo continuado de nuevos tipos de misiles balísticos", argumentó.
Y en ese caso, advierte el experto, "la creación de bases chinas junto a EEUU podría tener sentido".
"Y lo tendría porque, a diferencia de EEUU, China dispone de una potente producción de misiles balísticos de alcance medio de las líneas DF-21 y DF-26, con un alcance superior a los 1.700 y 3.000 km; además, producen el misil DF-16, con un alcance de 1.000 km y misiles de crucero terrestres", explica Kashin.
"Si EEUU, atendiendo a los llamados de algunos políticos norteamericanos abandona el tratado INF rubricado con Rusia sobre misiles de alcance medio y comienza a desarrollar este tipo de misiles y probarlos demorará largos años e incluso así resultarán mucho más caros que sus análogos chinos", señaló.
En ese punto, Kashin se pregunta si podría EEUU reaccionar en un futuro ante un escenario como este del mismo modo que en 1962, cuanto tuvo lugar la Crisis del Caribe.
"Ante todo, vale la pena recordar todas las circunstancias de la Crisis del Caribe, en realidad fue cualquier cosa menos una victoria estratégica de EEUU, a pesar de que pudiera considerarse un éxito personal del presidente Kennedy", observó.
La situación estratégica de la URSS y el campo socialista tras la Crisis del Caribe, argumenta Kashin, "pese a los mitos divulgados, era mejor que antes del inicio de la operación soviética Anadir de despliegue de misiles en Cuba".
Y esos misiles, señala el especialista, representaban una amenaza real para Moscú.
"Además, incluso después de la Crisis en Cuba quedó una brigada de tropas terrestres soviéticas, nunca más volvió a surgir el tema de una eventual agresión norteamericana a Cuba", añadió.
De tal modo, Moscú se retiró de Cuba a cambio de concesiones de EEUU e incluso algunos militares norteamericanos, en particular el general Curtis Le May, calificaron este acuerdo como una "derrota", recuerda Kashin, quien no descarta que esta historia se pueda repetir, en determinadas circunstancias, entre China y EEUU.