“Comandantes de unidades tácticas y brigadas responsables de una cantidad significativa de falsos positivos, al menos sabían o deberían haber sabido sobre las ejecuciones, y por lo tanto podrían ser penalmente imputables debido a su responsabilidad de mando”, dice el informe de la organización internacional con sede en Nueva York.
“Los falsos positivos representan uno de los episodios más nefastos de atrocidades masivas” en la región en los últimos años, “y hay cada vez más evidencias de que altos oficiales del Ejército serían responsables de estos hechos atroces”, señaló José Miguel Vivanco, director ejecutivo para América de HRW, en el portal de la organización.
Más de 100 soldados de los rangos más bajos han sido condenados, pero los cargos más altos no han sido juzgados, según HRW. “No obstante, los oficiales del Ejército que estaban al mando cuando sucedieron las ejecuciones han conseguido eludir la acción de la justicia e incluso han ascendido a los niveles más altos del mando militar, incluidos los actuales comandantes del Ejército Nacional y de las Fuerzas Militares” afirmó Vivanco.
Los fiscales a cargo de la investigación se enfrentan al problema de que hay oficiales del Ejército y jueces militares que “emplean tácticas dilatorias”, y además hay “amenazas y ataques contra testigos clave”, denuncia el informe.
El informe parte del análisis realizado por HRW de datos inéditos de la Fiscalía colombiana, como expedientes penales, testimonios no publicados, entrevistas con fiscales, testigos, familiares de víctimas y sus abogados y también grabaciones ordenadas por la Justicia.
El actual jefe de las Fuerzas Militares, Juan Pablo Rodríguez Barragán, comandó la Cuarta Brigada en el período donde se investigan al menos 28 presuntas ejecuciones extrajudiciales, subraya HRW.
Los comandantes de brigadas expidieron documentos conocidos como “órdenes de operaciones” y “misiones tácticas” que otorgaron una apariencia de legalidad; sin estos documentos, “las ejecuciones no podrían haber sido informadas como bajas” en combates militares, asegura HRW.