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Sin embargo, este argumento pareció quedar invalidado cuando el propio ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, ofreció a Pizzolato un trato especial en la prisión de Papuda, en Brasília, donde cumpliría su pena alejado de los presos comunes y en un ala compuesta únicamente por condenados del caso Mensalao.
Tras visitar a Pizzolato en la cárcel de Santa Anna di Modena y escuchar de este que "preferiría morir antes que ir a una cárcel en Brasil", el senador convirtió el caso en una lucha por los derechos humanos, una estrategia acorde con la del abogado del exbanquero que llegó a emplear informes de la ONU sobre las condiciones en las cárceles de Brasil.
Condenado por blanqueo de capitales y corrupción pasiva en Brasil, Pizzolato huyó a Italia donde fue detenido por la Interpol en la ciudad de Maranello, donde el exbanquero posee una lujosa residencia desde hace años.