Varios medios de comunicación han interpretado este gesto como una capitulación ya que Syriza había dicho en reiteradas ocasiones que reducir las pensiones y puestos de trabajo sería una línea roja que jamás cruzarían.
Dimitris Rapidis, economista y fundador del centro de estudios ateniense Bridging Europe, explica que esta propuesta afectará solo a los ingresos más altos.
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"Las pensiones medianas y más bajas se mantendrán intactas", dijo y explicó que "el Gobierno ha tomado todas las medidas posibles para acercar posturas con los acreedores y Syriza espera a cambio concesiones en forma de alivio de la deuda".
Además, el experto descarta de plano que se trate de una capitulación.
"No es una capitulación" –dijo– "es una táctica de negociación en la que el Gobierno aún preserva sus líneas rojas principales en torno a despidos y reducción de salarios y pensiones de los sectores más vulnerables de la sociedad", explicó.
Una tributación mayor de las empresas de grandes ingresos "serviría para balancear la brecha en los ingresos públicos", dijo Rapidis.
Este gesto de Syriza, según el experto, vendría siendo "un enorme esfuerzo concertado para recibir los fondos necesarios que le darían un impulso a la economía por el tiempo suficiente para combatir la evasión tributaria y la corrupción".
Korybko ve en esta intransigencia un intento por desestabilizar internamente a Grecia.
"Vemos (en Grecia) protestas tanto a favor como en contra de la UE", explica Korybko, "y es bien probable que cualquiera de estos bandos se movilice más activamente contra el Gobierno si es que ven que el acuerdo que las autoridades alcancen con los prestamistas es una traición –varios gobiernos occidentales parecen favorecer la idea de que Tsipras sea removido de su puesto como resultado de esto", añade.
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"El "Grexit" es una posibilidad, aunque no una prioridad del Gobierno", cree Rapidis, pero aún así, "según revela una encuesta de Bridging Europe, (el 63% de) los griegos parecen no temer esta posibilidad".
De lograrse un acuerdo, estima Rapidis, "lo más probable es que sea por seis meses".
El experto griego cree que Syriza utilizará este tiempo para abrir el debate sobre una posible salida del euro.
Las reacciones dentro de Grecia no se hicieron esperar, siendo los propios parlamentarios de Syriza quienes expresaron su indignación.
Costas Lapavitsas, miembro del ala dura de Syriza dijo a Die Zeit la mañana del martes que ve esto como una "medida recesionaria" que perjudicaría el crecimiento económico y que no está seguro si votará a favor y que cree que los prestamistas exigirán más de lo ofrecido.
Cualquier propuesta de rescate deberá ser ratificada por el Parlamento griego y con una mayoría de 12 escaños, Syriza está en una posición difícil.