El 27 de noviembre de 2014, el carguero partió de la base chilena de Punta Arenas con militares y científicos que se dirigían a la base científica de Brasil Comandante Ferraz cuando, debido a problemas mecánicos, el piloto se vio obligado a aterrizar sin el tren de aterrizaje, lo cual provocó diversos daños en el fuselaje, rotor y una de las alas del aparato, aunque no se registraron heridos.
Desde el pasado mes de marzo, un equipo de técnicos de las FAB estudiaron cómo podría recuperarse el C-130 por el menor costo e impacto posible.
La opción más aconsejable según el organismo sería la de una reparación de la aeronave en el lugar del siniestro, que se produciría entre los meses de noviembre y enero, coincidiendo con el verano antártico.
Sin embargo, debido a las dificultades logísticas, la operación podría suponer una misión más difícil de lo que podría parecer, ya que, entre otras cosas, habría que idear un sistema para izar un aparato de cerca de 30 metros de longitud como única manera de reparar el tren de aterrizaje.
El episodio forma parte de la conocida "mala suerte" de la misión brasileña en la Antártida, después del incendio que en 2012 arrasó la base Comandante Ferraz, que sirve como base del Programa Antártico Brasileño (PROANTAR) y que en la actualidad ha sido sustituida por varios contenedores temporales hasta la construcción de la nueva base en 2018, un proyecto de 99,6 millones de dólares que realizará la empresa china CEIEC.