Bush, pese a ser el republicano que más ha recaudado para su campaña, unos 85 millones de dólares (aunque lejos de los 100 proyectados), permanece en los sondeos empatado y/o por detrás de rivales como Rand Paul, Ben Carson, Mike Huckabee, Marco Rubio y Scott Walker, pues durante las primarias para elegir al candidato republicano a la Casa Blanca sólo votan los militantes del partido y muchos de ellos consideran a Jeb sospechosamente moderado en asuntos como la inmigración ilegal.
Alarmado por unas encuestas menos optimistas de lo esperado, Jeb Bush destituyó el pasado lunes 8 de junio a su director de campaña David Kochel, al que transfirió a otros menesteres, en un intento de relanzar su imagen bajo el mando de Danny Diaz, antiguo colaborador de George W. Bush y John McCain.
Llama la atención que en el logo de la campaña que hoy arranca sólo aparece su nombre, Jeb, seguido de un signo de exclamación, y ninguna mención al apellido, Bush, ese que comparte con presidentes, senadores, gobernadores y directores de la CIA.
Según el flamante candidato, "no daré nada por supuesto, todo comienza ahora, y por eso os pido el voto".