Hijo y hermano de presidentes, casado desde 1974 con Columba, una mexicana nacida en León (Guanajuato, México), Bush habla español en casa y lo demuestra en cada ocasión que puede, convencido de que resulta clave para los republicanos recuperar el voto de los inmigrantes.
Formado en las empresas familiares, vinculado en los ochenta al negocio inmobiliario y los bancos, millonario antes de cumplir los cuarenta, Bush fue el primer republicano en ser elegido gobernador de Florida en dos mandatos consecutivos.
Partidario, como tantos republicanos, del derecho de los ciudadanos a portar armas, en 2005 firmó la ley que permite no retroceder ante una agresión, incluido el derecho de los ciudadanos a abrir fuego a incluso matar para proteger su "espacio".
También estableció un ambicioso plan para proteger los Everglades, los inmensos pantalanes del sur de Florida amenazados por la especulación inmobiliaria y el turismo.
Pocos en EEUU, y desde luego nadie en el partido demócrata, olvidan que Jeb Bush era gobernador de Florida cuando se produjo el célebre empate a votos entre George W. Bush y Al Gore, finalmente resuelto a favor del hermano de Jeb.
El suyo pretender ser un conservadurismo empático, opuesto a las políticas del presidente Obama y, sin embargo, conectado a muchos problemas sociales, como el cambio climático, los derechos de los homosexuales y la situación de los más de once millones de inmigrantes ilegales que residen en EEUU, que habían sido expulsados del discurso republicano merced a la violenta dialéctica que abandera el Tea Party.