Durante el encuentro, Biden recalcó que el G7, que se reunió en Alemania los días 7 y 8 de junio, acordó continuar su presión sobre Moscú para conseguir un pleno cumplimiento de los acuerdos de Minsk, incluyendo la "devolución a Ucrania del control de su frontera, así como la retirada de tropas y armas rusas del territorio de Ucrania".
Las autoridades rusas han negado en repetidas ocasiones cualquier participación en el conflicto ucraniano, que consideran un conflicto interno.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que Rusia no va a dejar sin respuesta nuevas medidas de restricción que se le impongan.
"Rusia ha reiterado en varias ocasiones su compromiso con el principio de reciprocidad en el asunto de las sanciones, y por supuesto que ningún paso en esta dirección se dejará sin respuesta", dijo.
Una fuente de la Cancillería rusa dijo este jueves a RIA Novosti que la probable prórroga de las sanciones antirrusas no contribuye a que Rusia revise sus medidas de respuesta.
"Las autoridades rusas pueden escoger entre diversas variantes que permiten minimizar el daño que causan las sanciones e incluso estimular al productor nacional", indicó.
"Ha sido un privilegio tener al primer ministro ucraniano de nuevo en el Capitolio", relató Boehner en un comunicado tras el encuentro, y remarcó "el apoyo del Congreso a la lucha del pueblo ucraniano por la libertad e integridad de su país".
La nota también señala que las partes discutieron la "agenda de reformas" para Ucrania, en particular se habló de "la necesidad de seguir avanzando en la lucha contra la corrupción".
También discutieron "otras medidas que contribuyan a la estabilidad y el crecimiento, así como a atraer inversión adicional a Ucrania", señaló.