Aunque los dos países se consideran enemigos históricos y Arabia Saudí rechaza reconocer el derecho de Israel a existir, los dos Estados tienen el mismo objetivo de intentar minimizar la influencia creciente de Irán en Oriente Medio.
"No hemos resuelto todas las diferencias de nuestros países durante años, pero nuestra esperanza es que podremos solucionarlas totalmente en los próximos años", indicó Gold, según The Jerusalem Post.
Las cinco reuniones que se celebraron entre los dos países durante 17 meses se produjeron en la India, Italia y la República Checa.
Uno de los participantes, Shimon Shapira, un general israelí retirado y experto en el grupo chií libanés Hizbulá, indicó: "Descubrimos que teníamos los mismos problemas y los mismos desafíos y algunas de las mismas respuestas".
Shapira explicó que los problemas a los que se refería eran las actividades de Irán en la región e indicó que las dos partes habían discutido vías económicas y políticas de eliminarlos.