El masivo respaldo a la Iniciativa de Ciudadanos de Europa, en la que colaboran asociaciones y grupos cívicos de la UE, permite reforzar las distintas ramas de la acción internacional contra TTIP y otros tratados paralelos entre Estados Unidos y la UE, como el TISA (en comercio y servicios), cuyo proceso de negociación se desveló en recientes filtraciones de Wikileaks.
"El secretismo interesa a los impulsores del TTIP, pero el ruido y follón que estamos montando ha surtido efecto. Ya hay debates a nivel nacional en los países comunitarios, las instituciones de la UE y la opinión pública. Vamos progresando pero aún necesitamos recordar a la gente que el TTIP es erróneo en toda su totalidad", señala Taylor.
Taylor reconoce que el "lobby político es un reto duro" porque la composición del parlamento europeo está "muy desequilibrada a favor de TTIP".
"Presionaremos lo más posible, aunque quizá no sea el escenario donde ganaremos la batalla. Pero si el TTIP llega a aprobarse en Estrasburgo, habrá que ratificar el acuerdo a nivel nacional y es posible que los gobiernos de Grecia y España lo veten. Ahí tendremos una mejor oportunidad", valora.
El paquete de alianzas comerciales se "promocionará" en la Cumbre del G7 de este fin de semana porque, según advierte el destacado activista a Sputnik, "estos acuerdos funcionan en armonía y no se puede disociar uno del otro".
Y resume: "no es una cuestión entre Estados Unidos y la UE, sino que están en juego los intereses de la ciudadanía contra el poder corporativo".
Taylor considera la votación del próximo miércoles en Estrasburgo "una etapa en un largo proceso" que indicará la posición de los europarlamentarios sobre el Estatus de Protección de Inversores (ISDS), incluido en el TTIP.
"Las reglas que se están acordando comprometen a cada país en una única trayectoria irreversible y antidemocrática. Debemos asegurar que no prosperen porque de lo contrario habremos capitulado nuestros intereses", denuncia el miembro de Justice Global.