Según un comunicado, la organización quiere frenar lo que ha tachado de "pacto internacional para robar a los obreros y enriquecer a los gigantes del transporte global".
El presidente de la ITF, Paddy Crumlin, denuncia que "estos textos pondrían el turbo a las más poderosas compañías de la industria del transporte, dándoles tratamiento preferencial".
Según Crumlin, "lo que se echa en falta en esta ecuación es cualquier valoración de los trabajadores y los ciudadanos. Crearía importantes barreras a cualquier Estado que quisiera invertir en su infraestructura nacional, así como gestionarla y dirigirla, y –aun más crucial– impediría la defensa del trabajo digno y de condiciones laborales decentes en todo el transporte internacional".
"Se trata de un golpe de estado económico mundial. Esta alianza, de la que forma parte España, pretende tomar el poder económico por encima de los gobiernos", explicó a Sputnik Nóvosti Carlos Enrique Bayo, director de Público y autor de la exclusiva.
Esta alianza trata de "continuar e intensificar" el sistema que provocó la crisis financiera global de 2007-2008, iniciada con el crash mundial simbolizado por el hundimiento de Lehman Brothers.
El sindicato muestra su preocupación por el intento de liberalizar los sectores del transporte marítimo y aéreo, así como la industria de correos y mensajería internacional.
"La ITF está colaborando con sus organizaciones hermanas en el movimiento sindical global, y cooperará con la sociedad civil y otros aliados, para hacer frente a los efectos nocivos del TiSA", destacó Crumlin.
Entre los objetivos del TiSA que la federación sindical marca como gravemente perjudiciales destaca la liberación de "los servicios de combustible en alta mar, con riesgos para el medio ambiente y la sostenibilidad" o la de "crear una industria de aviación dominada por gigantes globales y permitir las banderas de conveniencia como una práctica establecida en el mercado de la aviación", entre otros puntos.