Unos 180 buzos llegados de varias provincias buscan día y noche entre las turbias aguas los orificios por los que adentrarse en el casco que descansa invertido a pocos metros de la orilla.
La víspera extrajeron a tres pasajeros atrapados pero no ha habido noticias este miércoles de ningún otro rescate ni de las voces desde el interior que aún se escuchaban doce horas después del hundimiento.
La cifra oficial de fallecidos ha ascendido a 26, mientras los supervivientes apenas llegan a doce y el resto de las 458 personas a bordo permanecen desaparecidas, lo que apunta a la mayor tragedia naval en China en casi 70 años.
El área de búsqueda se ha extendido a 220 kilómetros río abajo por la posibilidad de que algunos cuerpos fueran arrastrados por la corriente.
Tres cadáveres han sido recuperados a más de 50 kilómetros del hundimiento.
Las autoridades debaten ahora el próximo paso: seguir agujereando el casco en busca de posibles supervivientes atrapados en una burbuja de aire o levantarlo y colocarlo en su posición correcta con ayuda de dos grandes barcos y una grúa.
El primer ministro, Li Keqiang, llegado pocas horas después al lugar del siniestro para supervisar las tareas, ha ordenado que se trabaje sin descanso.
"Hasta que la esperanza se agote y dispongamos de información más detallada, no dejaremos de esforzarnos a pesar de que nuestros colegas en el lugar de los hechos sufran grandes dificultades", ha declarado Xu Chengguang, el portavoz del Ministerio de Transporte.
El accidente se produjo cuando el barco se vio sorprendido por un ciclón y se hundió en apenas un par de minutos, según ha explicado el capitán.
Tanto el capitán como el ingeniero jefe, de los escasos supervivientes, permanecen detenidos por la policía.
Xie Lin, uno de los supervivientes, ha explicado que su adicción al tabaco le salvó la vida.
Mientras su esposa dormía, salió de la cabina a encenderse un pitillo y entonces notó como el barco se inclinaba.
"No podía controlar mi cuerpo pero me dije que quería ver el cielo y salir de ahí", ha contado al diario China Daily.
"Los muertos están muertos y los vivos deben seguir adelante", ha dicho Xie, quien no quiere volver recordar el incidente.
Las primeras informaciones aseguraban que el barco Estrella de Oriente contaba con todos los permisos en regla y los suficientes salvavidas.
Las autoridades de Chongqing han desvelado que en 2013 fue investigado y retenido debido a defectos no aclarados durante una campaña de seguridad naval.
La mayoría de los turistas a bordo eran jubilados, según la prensa china.