Durante su encuentro, en el que también participó el ministro de Economía y Hacienda, Joaquim Levy, así como el resto de los componentes del equipo económico del Gobierno, la líder de la mayor economía de Latinoamérica y la dirigente del FMI discutieron sobre la "difícil situación del país" que deberá perder un 1,2% del PIB en 2015, según las previsiones del mercado financiero.
A pesar de que tras la reunión no hubo declaración a los medios, Lagarde había felicitado previamente a Rousseff durante su visita al complejo de favelas del Alemao, en Río de Janeiro, donde visitó uno de los nuevos Centros de Referencia de Asistencia Social (CRAS) y pudo emplear el conocido teleférico que conecta las 16 favelas de la región, un logro en una de las regiones más castigadas por la violencia del narcotráfico en la ciudad.
Fue en este contexto en el que la francesa explicó que la disciplina en el gasto aplicada por el ministro Levy, encontraba en Brasil "el ejemplo perfecto" de cómo puede hablar de austeridad y proyectos sociales, en referencia al corte de 80.000 millones de reales (26.500 millones de dólares) que planea el ministro pero que, por otra parte, no deberá afectar a programas sociales emblemáticos del Partido de los Trabajadores.
Sin embargo, cabe recordar que pese a que el FMI aplaudió desde un inicio la elección del neoliberal Joaquim Levy como ministro de Economía en el segundo mandato presidencial de Rousseff (2015-2019), las advertencias de la institución sobre los altos niveles de inflación en el país (8,3%) y el descenso de la confianza de los mercados financieros han sido una constante, llevando al organismo a establecer sus previsiones de crecimiento para 2016 en un discreto 1% y un 2,5% en 2020.
Tras la reunión con Dilma Rousseff y Joaquim Levy, Lagarde regresó a Río de Janeiro donde acudirá el viernes al XVII Seminario sobre Metas para la Inflación organizado por el Banco Central de Brasil.