Según aclaró el comisario Rivaldo Barbosa, el menor fue detenido a las 5 de la madrugada en una operación en la favela de Manguinhos, en la zona norte de Río de Janeiro, y que durante la misma el joven habría declarado que robaba en los barrios de la zona sur, la más pudiente de la ciudad, "para revender los objetos sustraídos entre los habitantes de la comunidad de Manguinhos".
En concreto, los bienes recuperados en la operación ascendieron a nueves bicicletas de alta gama, siendo algunas de ellas de una valor de mercado cercano a los 30.000 reales en Brasil (unos 10.000 dólares), además se confirmó que el menor ya había sido detenido en otras 15 ocasiones, algunas de ellas por robo con arma blanca como cuchillos y tijeras, y todas en la región de la Lagoa, Ipanema y Leblón.

El asesinato del cardiólogo, Jaime Gold, de 54 años, que fue denunciado en las redes sociales con una foto del médico ensangrentado y todavía con su ropa de ciclismo, causó un fuerte impacto en la opinión pública del país en un momento en el que el Congreso Nacional se dispone a aprobar un proyecto que reducirá la edad penal de los 18 a los 16 años de edad.
Personalidades como la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se han posicionado en contra del proyecto de enmienda constitucional (PEC 171/1993) promovido por el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) que acabará con el Estatuto del Niño y el Adolescente contemplado en la Constitución Federal de 1988, y que ha sido ampliamente criticado por la ONU, que aseguró que "los adolescentes de Brasil con mucho más víctimas que autores de la violencia".

Para el director de Amnistía Internacional de Brasil, Atila Roque, la medida "no será capaz de disminuir la criminalidad" y representa "una clara violación de los derechos de los jóvenes" ya que "al reducir la edad penal muchos menores acabarán en prisiones superpobladas y peligrosas, donde serán víctimas de abusos de todo tipo".
En este sentido, la ONU recordó recientemente que solamente el 0,013% de los 21 millones de adolescentes que viven en Brasil comitieron un crimen de sangre, mientras que únicamente el 1% de los asesinatos cometidos en Brasil anualmente fueron cometidos por menores.