En concreto, las instalaciones del Parque Acuático Julio Delamare, que comparten espacio con el mítico estadio de fútbol de Maracaná, se encuentran cerradas desde abril de 2013, poco antes del Mundial de Fútbol de 2014, a la espera de unas obras de adaptación para Río 2016 que a menos de 500 días de las Olimpiadas no se han producido.
Construido en 1978, fue el principal centro de deportes acuáticos de la ciudad durante décadas y albergó las competiciones de los Juegos Panamericanos de 2007, en los que se invirtieron 3 millones de dólares para adaptar el centro a las competiciones de waterpolo, por lo que precisamente había sido escogido para esta prueba en 2016.
Fue entonces cuando la Secretaría de Deportes de Río de Janeiro decretó que el centro serviría como escenario de Río 2016 tras una reforma de 300.000 dólares que debería ser sufragada por la empresa propietaria, Maracana S.A, que al declararse abiertamente en quiebra ha abandonado el proyecto dejando al Gobierno del estado y al Comité Organizador sin opciones.
Por tanto, resulta inevitable que los dos complejos acuáticos del Parque Olímpico de Barra da TIjuca, el Maria Lenk y el Centro Olímpico de Deportes Acuáticos, busquen a última hora la manera de albergar las competiciones de waterpolo, algo que a falta de poco más de un año para la celebración de Río 2016 podría plantear serios inconvenientes al proyecto olímpico.