La reunión, que fue solicitada por la dirigente del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y se celebra en Edimburgo, girará en torno a la ampliación de la autonomía escocesa, con el traspaso de nuevas competencias.
Ambos mandatarios se lanzaron acusaciones durante la reñida campaña electoral y tendrán hoy la oportunidad de medir sus respectivos y divergentes objetivos sobre el futuro de la relación entre Londres y Edimburgo.
Cameron se ha comprometido a legislar en base a los acuerdos de la llamada comisión Smith, formada tras el referéndum independentista del pasado otoño y que incluyen la transferencia de competencias en materia fiscal y del 60% del gasto público.
Estas propuestas ya han sido calificadas como insuficientes por el comité de 'Devolución' del Parlamento de Holyrood y, según Sturgeon, no cubren el "espíritu ni la letra" de la promesa de más autonomía que los líderes unionistas hicieron al pueblo escocés la víspera de la histórica consulta popular y que les condujo a la victoria.
Sturgeon demandará hoy a Cameron que tome medidas urgentes para ceder a Edimburgo el control de la política en materia de empleo, salario mínimo, contribuciones y gestión de la seguridad social, impuesto de sociedades y estrategia en temas de igualdad.
La reunión comenzó con mal pie debido a la promoción al Ministerio de Escocia de un asesor de la exprimera ministra Margaret Thatcher, artífice de un impopular e injusto impuesto sobre la vivienda que se experimentó en Escocia en la década de los noventa antes de su extensión al resto del Reino Unido y su final abolición.
Angus Robertson, líder del grupo parlamentario del SNP en Westminster, denunció como "inaceptable y antidemocrático escándalo" el nombramiento del "no electo" Andrew Dunlop, a quien Cameron elevó a la Cámara de Lores como vía para tomar su papel ministerial.