La ley, que deberá ser ahora aprobada por el Congreso, prevé un periodo de un mes durante el cual la Casa Blanca, en virtud de un hipotético acuerdo internacional con Irán, podría levantar las sanciones.
La ley llega apenas tres semanas después de que Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, explicara que el presidente aceptaría la intervención de las Cámaras, si bien no estaba "particularmente emocionado con la perspectiva".
Bernardette Meehan, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, ha dicho que el gobierno está "encantado" y aplaude que fueran respetadas ciertas líneas rojas, como por ejemplo el compromiso de que senadores republicanos atemperen sus críticas a Irán.
Explica Carol Giacomo en el New York Times que la ley "podría ser mucho peor" y, gracias a una carta firmada por 150 congresistas y senadores demócratas esta semana, en la que aseguran respaldar las negociaciones, permitirá evitar que sea el Congreso, mucho más hostil, el que tenga la última palabra.
Una posibilidad, según Giacomo, que podría causar que el mundo se pregunte "por el compromiso de Estados Unidos con un acuerdo definitivo", lo cual, afirma, sería "desastroso".