Básicamente "lo que le dice a España es que la justicia universal importa, y que necesitamos profundizar en las relaciones entre países y en los esfuerzos de responsabilidad".
"Entre tanto", afirma, "España está haciendo el ridículo, totalmente en contra de una ola internacional que aboga, sobre todo a la luz de las crisis en Siria, Yemen, etc. por apoyar las causas por violaciones contra los derechos humanos y los crímenes de guerra".
Si echamos la vista atrás, Bernabeu considera decisivo el momento en el que Bill Clinton, siendo presidente de EEUU, desclasificó miles de documentos relativos a la guerra sucia en Centro y Sudamérica, "en parte por compensar esa deuda histórica que EEUU tiene con Latinoamérica".
De modo que EEUU "tiene las manos muy negras y contradicciones terribles, como aquella intervención en Centroamérica", pero hoy, afirma, comienza a jugar "un nuevo rol".
"No fue hasta los años noventa", comenta, "y gracias al esfuerzo realizado para extraditar a Pinochet, que España cambió esa inercia, cuando hubo profesionales que se la jugaron e hicieron historia, y el país tendría que estar orgulloso de eso, en vez de actuar con servilismo hacia China" mientras "promueve una reforma de la justicia universal muy torpe y que no puede sostenerse".