"Hemos llevado a cabo las ejecuciones", dijo un funcionario de la Fiscalía General de Indonesia que prefirió el anonimato.
Los ocho ejecutados son el indonesio Zainal Abidin, los australianos Andrew Chan y Myuran Sukumaran, el brasileño Rodrigo Gularte y los nigerianos Sylvester Obiekwe Nwolise, Raheem Agbaje Salami y Okwudili Oyatanze, así como el ghanés Martin Anderson.
La filipina Mary Jane Veloso, una de los "nueve de Bali", se quedó con vida después de que a la policía se entregara la mujer que supuestamente la había reclutada como "camella".
Con la ejecución de Gularte, quien había sido diagnosticado con esquizofrenia en dos ocasiones durante su reclusión, se cumplieron los peores temores de la ONG a favor de los derechos humanos que advirtieron sobre la ilegalidad de ejecutar a un enfermo mental según la propia ley de Indonesia.
El fusilamiento se llevó a cabo pasada la medianoche del martes hora local en la cárcel de Nusa Kambangan, tal y como había anunciado el fiscal general de Indonesia.
La ejecución se produjo a pesar de que diversos líderes internacionales, entre ellos el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el primer ministro de Australia, Tony Abbott y los presidentes de Brasil, Dilma Rousseff y de Filipinas, Benigno Aquino, han pedido clemencia.
Debido a que se trata de la segunda ejecución de un ciudadano brasileño en 2015, en enero fue ejecutado por el mismo motivo Marco Archer Cardoso, de 53 años, resulta muy probable una reacción diplomática fuerte en las próximas hotas por parte del gobierno de Brasil que, en aquella ocasión, llegó a llamar a consultas a su embajador en Yakarta.
El Gobierno indonesio de Joko Widodo, sin embargo, defiende el uso de la pena capital como medida radical contra el narcotráfico.
