Reclaman que Estados Unidos se haga cargo de su situación y no delegue su responsabilidad en otros.
"El gobierno de ese país (EEUU) nos tuvo detenidos de forma errónea durante 13 años y ahora ellos deberían proveernos de lo necesario para llevar una vida normal como seres humanos. No pueden delegar sus errores en otros, deberían ayudarnos con viviendas y soporte financiero… Es lo mínimo que pueden hacer o lo mínimo que nosotros podemos pedir", afirman.
Tres sirios y un tunecino se niegan a firmar un documento de la ACNUR (la ONU para los refugiados) que les garantiza un año de alojamiento y una pensión de unos 550 dólares.
Denuncian que el plazo de un año es muy corto si se considera que estuvieron trece años detenidos sin juicio y sin cargos en Guantánamo.
El sexto refugiado, un palestino, es el único que ha aceptado las condiciones del documento.
En una mañana calurosa, los refugiados hacen guardia ante la delegación diplomática y reciben a los periodistas sonrientes, pero algunos sólo hablan en árabe y entienden pocas palabras de español.
El tunecino Abdul Bin Mohammed, de 49 años, se expresa en un perfecto italiano: "la ONU nos ofrece ayuda por un año pero necesitamos más tiempo de respaldo. Después de lo sucedido en Guantánamo no estamos en condiciones de ponernos a trabajar inmediatamente", explica a Sputnik Nóvosti.
En inglés, el sirio Ali al Shabaan, de 32 años, considera que Estados Unidos tiene una deuda con ellos, pero asegura que se siente bien en Uruguay, donde la gente es cálida y los trata bien: "Recibimos ayuda y asistencia médica. Aquí me han operado de cataratas. Todavía no he visitado a un psicólogo, no quiero medicamentos ni nada parecido. Podría aceptar hablar con alguien sobre lo que sucedió en la cárcel pero todavía no me expreso bien en español", dice.
Su mayor deseo sería reunirse con su familia, desplazada a un campo de refugiados de Jordania por la guerra, pero piensa que "por ahora en Uruguay no podría mantenerlos por falta de medios y de trabajo".
Por su parte, el Gobierno de Uruguay ha asegurado que son "hombres libres" y por lo tanto pueden manifestarse ante la Embajada de EEUU el tiempo que quieran. En la reciente cumbre de las Américas, celebrada en Panamá, el presidente uruguayo Tabaré Vázquez consideró justo la reclamación de los expresos y afirmó que su situación era "responsabilidad de Estados Unidos".
Los seis refugiados arribaron a Uruguay el pasado mes de diciembre en el marco de una iniciativa del expresidente José Mujica.
Desde su llegada han recibido tratamiento médico y alojamiento en una casa de la central sindical única Pit-CNT.
Pero ahora la ONU debe de hacerse cargo de su estatuto de refugiado y los seis exreclusos quieren mejorar sus condiciones de vida y reunirse con sus familias.
La Embajada estadounidense emitió un comunicado afirmando que sólo reciben visitantes en horario laboral. El mensaje fue interpretado como la posibilidad de que abra sus puertas en los próximos días para que el embajador escuche las peticiones de los seis refugiados.
Los manifestantes aseguran que no se moverán de la explanada que rodea el inmenso edificio hasta que no sean escuchados.
Ciudadanos uruguayos han acudido hasta allí para mostrarles su solidaridad a la espera de un desenlace.