"Están mirando a otro lado y cerrando las puertas a los refugiados", asegura a Sputnik Nóvosti Núria Díaz, responsable del área de incidencia de CEAR.
Los últimos naufragios en aguas del Mediterráneo provocaron al menos 800 fallecidos, según cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Gran parte de esos fallecidos eran refugiados, asegura Díaz, que rechazó las declaraciones del canciller español, José Manuel García-Margallo, quien aseguró ayer que las muertes en el Mediterráneo se deben a una "inmigración económica".
"Más de la mitad de personas que utilizan la ruta del Mediterráneo son refugiados que huyen de conflictos como Siria, Palestina, y otros", explica a esta agencia.
Según la portavoz de CEAR, "cada vez hay más flujos migratorios mixtos, esto quiere decir que cada vez hay más personas necesitadas de protección internacional, refugiadas, y menos personas que emigran por motivos económicos; la Unión Europea y los países miembros tienen que afrontar el problema y aportar soluciones en base a esta realidad".
La Comisión denuncia que nos encontramos ante una situación "dramática", una crisis humanitaria de magnitudes muy elevadas que no solo se debe a los hechos de los últimos días.
El drama en el Mediterráneo se vive desde hace más de una década.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, en los últimos 15 años han fallecido más de 22.000 personas en aguas de este mar, a las puertas de Europa.
"La Unión Europea no está dando soluciones eficaces porque sigue centrada en la seguridad y en el blindaje de fronteras", explica Díaz, "eso provoca que las personas que huyen de sus países, en la mayoría de casos por conflictos o por graves violaciones de Derechos Humanos, no tengan más opción que atravesar el Mediterráneo".
El viejo continente está cerrando los ojos a la realidad de los países de origen y de tránsito, según explica la responsable del área de incidencia de CEAR.
"Existen graves conflictos, países en los que se violan gravemente los derechos humanos y no se están abordando las causas que provocan los desplazamientos forzados; tanto la UE como la comunidad internacional tienen que hacer frente a las causas que provocan estos desplazamientos forzados", señala la experta.
Sin embargo, añade que, si no se soluciona el problema de origen, al menos deberían darles protección cuando lleguen a las fronteras europeas.
"Se siguen tratando como cifras y se sigue dando una imagen de invasión que no corresponde a la realidad. Esto provoca una visión del migrante como violento que lo único que fomenta es un discurso xenófobo y racista", denuncia Díaz.
España, a pesar de ser uno de los países de la frontera sur europea, no está jugando ningún papel destacado y se mantiene en la línea de la UE, según la responsable de CEAR.
"El enfoque que está adoptando España en sus políticas migratorias y en su discurso está puramente basado en la seguridad, que deja de lado el respeto de las vidas y de los Derechos Humanos, al igual que hace la UE", explica.
Ante esta situación, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado considera "fundamental" que se cambie el enfoque de las políticas de migración de asilo europeas.
"Tiene que hacerse un enfoque basado en los Derechos Humanos, en el respeto de las vidas humanas y dejar de estar basado en la seguridad", apunta.
En segundo lugar, CEAR considera fundamental que se ponga el foco en abrir vías legales y seguras para que las personas que se encuentran en países de conflicto o de tránsito puedan acceder a la protección internacional en un país seguro.
"Las personas que lo necesiten tienen que poder solicitar asilo, se tienen que facilitar las políticas de visados o conceder más visados humanitarios, entre otras muchas cosas, en pocas palabras, la UE tiene que hacer frente a su responsabilidad", concluye la portavoz.