"Ucrania ya está en suspensión de pagos, aunque no sea jurídicamente", dijo Arbúzov.
Señaló que en 2013 la deuda pública se estimaba en el 40,3% del PIB y en un año creció hasta el 71,5%, pero, según Arbúzov, el problema principal es el servicio de la deuda.
Así, la tasa de interés media se sitúa en un 8%, lo que significa que Ucrania debe destinar a esta partida entre el 5% y el 6% del PIB, un "monto imposible", agregó.
Según Arbúzov, el aumento de las obligaciones de deuda se debe no solo a los nuevos créditos, sino a la depreciación de la moneda nacional.
La crisis política en Ucrania afecta gravemente a su economía; el PIB del país se contrajo un 7,5% el pasado año y seguirá en descenso en 2015, según estimaciones.
En cuanto a la moneda nacional, la grivna, se depreció un 41% frente al dólar, mientras que la inflación alcanzó el 24,9%, el máximo de los últimos quince años.
Las autoridades del país esperan lograr la recuperación económica con la ayuda de los préstamos externos.
El pasado 11 de marzo el FMI anunció la aprobación de un nuevo programa de ayuda por cuatro años de 17.500 millones de dólares para el país eslavo, vinculado a un amplio programa de reformas económicas.
El 17 de marzo el Banco Nacional de Ucrania recibió el primer tramo de ayuda financiera del FMI por valor de 5.000 millones de dólares.