En las primeras 10 semanas de 2015, la producción media diaria lograda por México fue de 2.297.000 barriles diarios, casi un 8% menos que los registros de 2014.
En los primeros 15 días de marzo, la extracción media de petróleo del décimo productor mundial de crudo fue de 2.313.000 barriles diarios (b/d) –según las estadísticas oficiales–.
La meta prevista para los primeros 15 días de este mes era de 2.329.000 al día y la producción proyectada para fin de este año es de 2.250.000 diarios, esperados en la previsión del 15 de diciembre próximo.
La producción promedio de México proyectada para 2015 es de 2.400.000 barriles diarios, de manera que el incumplimiento de las metas en el arranque del año hacen prever que la producción real no logre ese objetivo trazado.
México ha padecido una caída sostenida de su producción en la última década, debido al agotamiento de sus megayacimientos en aguas someras, en particular la reserva gigante de Cantarel, cuya explotación permitió en 2004 un pico histórico de 3,4 millones de barriles al día.
Con la apertura a la inversión extranjera que inicia este año, el país latinoamericano espera explotar sus reservas de crudo no convencional de difícil extracción, gracias a sus recursos prospectivos en rocas de esquisto en tierra, y de aguas profundas en el golfo de México.
Pero la nueva proyección es producir unos 2,8 millones de barriles diarios al final del mandato del presidente Peña, en 2018, es decir, unos 200.000 barriles menos que los 3 millones proyectados al principio.
México espera al menos 21.240 millones de dólares en inversiones petroleras en cinco años, de un total de 62.500 en todo el sector energético en ese lapso, incluida la electricidad y el gasoducto.
Sin embargo, debido a la caída de los precios del crudo, el país se vio obligado a posponer las aperturas de sus campos rocosos de esquisto en la frontera con EEUU y la explotación de las cuencas de hidrocarburos en las aguas profundas territoriales del norte del Golfo de México.