En concreto, la compañía que había rebajado su nota de BBB a BBB- en 2014 (el grado más bajo de inversión segura) mantiene este grado a pesar de los recientes datos negativos que planean sobre la economía brasileña, lo cual quiere decir que a pesar de las dificultades la agencia mantiene la fe en la capacidad de Brasil de afrontar sus deudas.
La perspectiva estable significa además que S&P no planea reducir su nota en los próximos meses, lo que supone un balón de oxígeno y un voto de confianza para que las medidas de ajuste fiscal y aumento de la eficiencia en el gasto implementadas por el nuevo ministro de Hacienda, Joaquim Levy, comiencen a arrojar los resultados deseados.
Brasil abandonó de manera definitiva el grado especulativo de inversión, BB+, en el año 2008 cuando las tres principales agencias de rating (S&P, Moody-s y Fitch) aumentaron sus calificaciones al grado actual BBB- y posteriormente, en 2011, al grado BBB.