"Estamos haciendo un esfuerzo para atravesar esta crisis que no es solo de Brasil, sino internacional", dijo.
Campello agregó que "intentaremos reducir los gastos(…) pero el Bolsa Familia y los derechos de la población pobre están garantizados", recordando los esfuerzos por reducir el gasto público impuestos desde principios de año por el Gobierno central ante el fuerte déficit en 2014.
"Con menos del 0,5% del PIB de Brasil podemos complementar la renta de 14 millones de familias", insistió Campello, quien, sin embargo, quiso matizar que "Bolsa Familia no sustituye un salario, sino que es un complemento que aporta una media de 170 reales (52 dólares) por familia al mes".
De esta manera, la ministra atajó las críticas vertidas desde sectores de la oposición sobre un programa asistencialista que consideran una herramienta populista diseñada para crear una dependencia de los sectores más pobres del país hacia las políticas del Partido de los Trabajadores (PT).
Gracias a la contribución del programa "Bolsa Familia", creado en 2003 por el expresidente Lula da Silva, Brasil redujo su población bajo el umbral de la pobreza en 37 millones de personas, según los datos del Instituto de Investigaciones y Economía Aplicada de Brasil.
Sin embargo, el fuerte déficit fiscal registrado en 2014 por el Gobierno de Brasil, que ascendió a los 6.280 millones de dólares, hizo pensar que los primeros afectados por la nueva política fiscal serían programas sociales como "Bolsa Familia" o "Minha Casa Minha Vida" (vivienda).