Rousseff habló durante el discurso sobre el escándalo de corrupción de Petrobras, que este lunes empieza a ser investigado en su vertiente más política por el Tribunal Supremo brasileño. Brasil, dijo, ha aprendido "a aplicar duramente la mano de la justicia contra los corruptos". "Es eso, por ejemplo, lo que viene sucediendo en la apuración amplia, libre y rigurosa de los episodios lamentables contra Petrobras", añadió.
La mandataria quiso criticar el pesimismo que los medios de comunicación muestran con respecto a la situación del país: "Los noticiarios son útiles, pero no siempre son suficientes. A veces nos confunden más que nos esclarecen. Las conversaciones en casa, y en el trabajo, también necesitan ser completadas por datos que no siempre están al alcance de todas y todos", aseguró, y recordó las dificultades de vivir "en la segunda etapa del combate a la más grave crisis internacional desde la gran depresión de 1929".
Dilma defendió el intervencionismo del gobierno y el crecimiento del país en los primeros años de la crisis internacional, pero aseguró que ha llegado el momento de "compartir este esfuerzo con todos los sectores de la sociedad", ya que nadie sabía "que la crisis duraría tanto tiempo". "El esfuerzo fiscal no es un fin en sí mismo, sino la travesía para un tiempo mejor", agregó Rousseff, que recordó también que "la sequía ha traído aumentos temporales en el coste de la energía y de algunos alimentos", en referencia a la crisis hídrica que se vive en Sao Paulo y que afecta también a Rio de Janeiro y Minas Gerais.
"Tienes todo el derecho a irritarte y a preocuparte", dijo la mandataria para después reclamar tranquilidad. "Pero te pido paciencia y comprensión porque esta situación es pasajera. Brasil tiene todas las condiciones para vencer estos problemas temporales (…) confía en la conducción de este proceso por el Gobierno, por el Congreso, y por todas las fuerzas vivas del país, una de ellas eres tú".