En su nota, leída en el pleno de la Cámara de los Diputados por el secretario del Congreso, Beto Mansur, la presidenta afirmó haber "alcanzado un límite" en sus acciones para contener los efectos de la crisis interna y recalcó que los ajustes en política económica (aumento de impuestos y corte del gasto público) "no son un fin en sí mismo" y que intentarán incentivar el crecimiento económico y no provocar "recesión y retrocesos".
"Los ajustes son algo cotidiano en las empresas y las personas (…) son medidas necesarias para alcanzar nuestro objetivo a medio plazo: crecimiento económico con inclusión social", justificó Rousseff las primeras medidas adoptadas por el nuevo ministro de Hacienda de corte neoliberal, Joaquim Levy.
"Absorbimos la mayor parte de los cambios en el escenario económico y climático en nuestras cuentas fiscales para preservar el empleo y el nivel de renta", señaló Rousseff, quien opinó que "se han creado las condiciones para contener la inflación y la tasa de interés a medio plazo".
En solo un mes, el gobierno de la presidenta anunció el aumento de los impuestos sobre el combustible, los productos importados y las operaciones de crédito así como un endurecimiento de los requisitos para acceder a los subsidios por desempleo.
Con estos "ajustes" que los especialistas han tachado de "recortes" el gobierno de Rousseff pretende ahorrar 38.000 millones de reales anuales (unos 13.930 millones de dólares).