En el encuentro participó también el empresario británico Richard Branson, quien es miembro activo de la Global Commission on Drug Policy, organismo que persigue reducir el costo social y humano de la drogodependencia.
"Reino Unido y sus socios deben reconocer que la 'Guerra contra las drogas' no ha funcionado, pese a décadas de retórica dura y de millones de dólares destinados a esta guerra, el problema global de la drogas y los mercados criminales que las sustentan permanecen prácticamente intocables", advirtió en Londres el líder liberal demócrata.
Clegg se comprometió a incluir en el manifiesto de su partido un plan de reforma que dará prioridad a programas terapéuticos y educativos de los drogadictos y consumidores esporádicos.
"Quiero ver un sistema en que cualquier detenido por posesión de drogas para su uso personal recibe tratamiento si lo necesita, educación o una multa", explicó el número dos del actual Gobierno de coalición.
De acuerdo con datos difundidos por Clegg en Chatham House, un tercio de los británicos adultos han tomado drogas en alguna época de su vida.
Además, una de cada cinco personas de 16 a 24 años consumió alguna sustancia ilícita en 2014.
La receta contra esta realidad, según el dirigente liberal-demócrata, pasa por la despenalización del consumo de forma que sea posible "destinar más recursos contra el crimen organizado".
El manifiesto electoral de la tercera fuerza parlamentaria en Westminster incluirá medidas para traspasar al ministerio de Sanidad aspectos de la legislación antidrogas que son competencia de Interior.
La fabricación, importación y venta de drogas seguirán siendo delitos criminales si el partido de Clegg vuelve a formar una alianza gubernamental tras las generales del próximo mayo.
Los liberal-demócratas son de momento la única formación nacional que aboga abiertamente por la despenalización del consumo de cualquier tipo de sustancias ilícitas.
