"Existen suficientes evidencias técnicas para atribuir la responsabilidad del disparo [del proyectil que alcanzó la torre donde estaba el cabo español] a las Fuerzas Armadas de Israel", asegura el documento datado el pasado 12 de febrero.
La investigación concluye que el casco azul español murió el pasado 28 de enero a causa de un proyectil de artillería de "155 milímetros de calibre disparado desde el sur de la línea azul [que separa Líbano de Israel] durante el fuego de represalia del IDF [Fuerzas de Defensa de Israel] tras ser alcanzado un convoy del Ejército israelí en un ataque reivindicado por [la milicia chií libanesa] Hezbolá".
La investigación no desvela si la acción se debió a un error o fue intencionada y si el ataque de respuesta israelí fue desproporcionado o no, pero deja en manos de las autoridades españoles y de Naciones Unidas las medidas a tomar.
Madrid todavía no ha presentado ninguna protesta diplomática ante Israel y Naciones Unidas, pero el caso abre un nuevo conflicto con Tel Aviv.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó, nada más conocer los resultados de la investigación, "el asesinato de un pacificador de Naciones Unidas que resultó del fuego de represalia de las Fuerzas de Defensa de Israel en Líbano".
Y recordó que el incidente se produjo contra "una posición de la ONU cuyas coordenadas son totalmente conocidas por el Ejército israelí" y que la acción "viola la resolución 1701 [del Consejo de Seguridad] y el cese de hostilidades".