"Los participantes confirmaron que los extremistas violentos pueden desestabilizar Gobiernos y sociedades enteras", afirma la declaración.
Asimismo, anunciaron que uno de los objetivos de la comunidad internacional es combatir la discriminación religiosa.
La cumbre, organizada por la Casa Blanca, reunió el jueves a representantes de más de 60 países. La delegación rusa está presidida por el director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Alexandr Bórtnikov.
El encuentro se celebró a raíz del conflicto en Siria e Irak, donde el grupo yihadista Estado Islámico (EI) proclamó su califato.
La expansión de EI fue uno de los problemas clave de 2014.
Anteriormente, Bórtnikov declaró que unos 1.700 ciudadanos rusos están luchando en las filas del EI en Irak.