"Japón obtuvo un progreso sustancial, sin embargo la situación sigue siendo muy complicada", dijo Juan Carlos Lentijo, responsable del equipo de expertos de la misión del OIEA.
La gran cantidad de agua contaminada, según Lentijo, representa una amenaza y este problema debe ser solucionado.
Lentijo encabezó una delegación de 15 expertos de la OIEA que llevó a cabo un monitoreo sobre la liquidación de las consecuencias de la avería entre el 9 y 17 de febrero.
Según los expertos, las autoridades japonesas en los últimos meses eliminaron el combustible usado del cuatro bloque, mejoraron y ampliaron el sistema de la purificación de agua contaminada.
No obstante, aún queda por delante el delicado trabajo de retirar el combustible parcialmente fundido de otros reactores de la planta, una tarea que Lentijo calificó como "un camino largo, complejo y lleno de desafíos".
La OIEA entregó al Gobierno japonés su conclusión previa y anunció que la compañía Tokyo Electric Power (TEPCO) tiene que elaborar un plan entero para abordar todas las cuestiones actuales.
El 11 de marzo de 2011, el terremoto de magnitud 9,0 y el posterior tsunami que sacudieron la prefectura de Fukushima provocaron que se anegaran cuatro de los seis reactores de la central, además de dejar fuera de servicio el sistema de refrigeración, lo que derivó en una serie de explosiones de hidrógeno y la fusión de la zona activa de reactores.
Según varias estimaciones, Japón tardará casi 40 años en recuperarse completamente de esta tragedia.