"El primero consiste en que Kiev tiene enorme grado de responsabilidad por el incumplimiento de los acuerdos de Minsk y la escalada de la crisis", destacó Danílov, jefe de la sección de seguridad europea en el Instituto de Europa de la Academia de Ciencias rusa.
Resulta imposible seguir ignorando esta circunstancia, de modo que si Berlín y París exigen incrementar la presión sobre las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL), Moscú a su vez espera a que Alemania y Francia influyan más en Kiev, para equilibrar los esfuerzos.
Danílov duda que la cumbre cuadripartita de Minsk se traduzca en un arreglo inmediato, pero al mismo tiempo está convencido de que "no se habría convocado si los planes preliminares, coordinados durante la reunión franco-germano-rusa en Moscú, no se hubieran discutido en clave positiva con (el presidente ucraniano Petró) Poroshenko".
"En este sentido es posible esperar resultados prácticos", concluyó.