A raíz del mismo, se informó que el Consejo de Administración de Petrobras habría valorado los efectos del escándalo de corrupción en la compañía en torno a los 88.000 millones de reales (unos 32.647 millones de dólares), un cálculo que la propia Rousseff, muy disgustada, calificó de "poco serio" y provocó que las acciones de la petrolera cayeron hasta un 11% en un solo día en la Bolsa de Sao Paulo.
Según las informaciones que maneja la prensa brasileña, Graça Foster habría pedido personalmente a Rousseff su salida de la compañía aprovechando su relación de amistad, sin embargo, esta habría decidido mantenerla en el cargo para promover una renovación progresiva de la cúpula de Petrobras.
No obstante, las presiones internas y externas que claman la destitución de Foster se han impuesto tras la publicación del desastroso informe y se especula con que el propio expresidente de Brasil, Lula da Silva, habría pedido personalmente la salida inmediata de la presidenta para no tener que esperar a la publicación del cuarto informe de resultados 2014, esperada para marzo/abril de 2015.
Aunque todo hace pensar que Rousseff anunciará la dimisión de Foster esta misma noche, la Secretaria de Comunicación de la Presidencia no se ha pronunciado todavía al respecto.