"Durante enero perdimos a 242 civiles, otros 273 resultaron heridos y perdimos 434 edificios; 92 combatientes de Donetsk y Lugansk murieron y 411 están heridos", indicaron en el documento publicado por la Agencia de Noticias de Donetsk.
Precisaron además que "Kiev envía a la línea de fuego a conscriptos sin entrenamiento y los obligan a combatir en grupos".
No obstante, los líderes rebeldes señalaron que están dispuestos a negociar con Kiev.
"No queremos más sangre. Estamos dispuestos a detener nuestro avance y quedarnos donde estamos actualmente. No traicionaremos la sangre de nuestros civiles y nuestros camaradas fallecidos. Estamos a favor de negociaciones de paz y exigimos de Kiev que acceda a un acuerdo", dice el comunicado conjunto.
Añadieron que a juzgar por la envergadura de los últimos ataques por parte del Ejército ucraniano, resulta evidente que Kiev llevaba tiempo preparándose.
"(El presidente de Ucrania, Petró) Poroshenko dio públicamente la orden de atacar por todos los frentes. Lugansk, Donetsk y varias decenas de ciudades de Donbás fueron objeto de terribles ataques. El carácter y la intensidad de estos ataques dejan claro que Kiev llevaba tiempo planeándolos", explicaron.
Agregaron que "atacaban barrios residenciales con bombardeos desde aviones y artillería, simplemente disparaban en nuestra dirección sin tener en cuenta dónde exactamente caían sus bombas. No nos consideran seres humanos y están obsesionados con destruir todo lo que esté vivo en esta región".
Asimismo, el líder de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, prometió públicamente que si los soldados ucranianos encerrados en el llamado "caldero" de Debáltsevo dejan sus armas, se les dejará salir vivos.
"Les prometo que los dejaremos ir, si es que se rinden. Son nuestros compatriotas y hermanos eslavos", dijo en una conferencia de prensa.
Las autoridades en Kiev iniciaron en abril del año pasado una operación militar contra los independentistas del este del país que se negaron a reconocer el golpe de Estado de febrero. Según los últimos datos de la ONU, más de 5.000 civiles han perdido la vida.
Desde el 9 de enero, luego de varios intentos fracasados de conseguir un alto el fuego duradero, la intensidad de los enfrentamientos aumentó drásticamente.