"En teoría es posible, pero, ¿a quién serviría? Golpearía a todos los participantes del mercado financiero", dijo.
"Nosotros no podremos pagar, los suministradores no recibirán dinero, ¿quién sacará provecho? (…) Espero que las pasiones se calmen y todo se limite a esta especie de chantaje", agregó.
Tosunyán recalcó la eficacia del sistema y su importancia para el sector bancario.
"Por ahora no existe otro análogo del SWIFT desde el punto de vista de la velocidad en transacciones, seguridad de la información, automatización de operaciones", señaló.
Desde el otoño pasado suenan amenazas de excluir a los bancos rusos del sistema.
Esta vez la retórica se ha agudizado a la luz de las eventuales nuevas sanciones contra Rusia.
La proveedora del servicio SWIFT anunció en octubre que se siente presionada por parte de varios países y advirtió que la desconexión de Rusia puede repercutir negativamente en sus prestaciones.
A través de SWIFT se realizan las transferencias de más de 10.000 instituciones financieras de 210 países.
Según las normas de SWIFT, en cada país incorporado al sistema se crea un grupo de participantes nacionales y usuarios del sistema.
En Rusia esta organización se denomina Rosswift.