El ataque contra un barrio residencial de la ciudad en la costa del mar de Azov, que se produjo el sábado y arrojó además de los 30 muertos un saldo de 92 heridos, 17 de ellos graves, y que el presidente ucraniano Petró Poroshenko calificó de un atentado, se realizó, según la OSCE, con el uso de los sistemas de misiles Grad y Uragán y provino del este y noreste, es decir de las zonas controladas por las milicias de Donbás.
Kiev no tardó en responsabilizar de las muertes a los independentistas de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD), quienes respondieron con las mismas acusaciones contra el Ejército ucraniano aduciendo que no disponen de las armas con capacidad de efectuar un ataque de semejante proporción.
El subcomandante de las milicias de Donetsk, Eduard Basurin, afirmó también que el ataque a Mariúpol se realizó desde la localidad Stari Krim, al oeste de la ciudad y controlada por los militares ucranianos.
Según el experto militar ucraniano Konstantín Mashovets, el bombardeo de un barrio residencial podría ser resultado de un error de las milicias que anunciaron un día antes una ofensiva hacia Mariúpol aunque más tarde el jefe de la RPD, Alexandr Zajárchenko, afirmó que no tiene la intención de asaltar la ciudad.
También el experto militar ruso Víctor Murajovski afirma que los milicianos pueden ser los responsables del ataque que, en su opinión, estuvo dirigido contra las posiciones de los soldados ucranianos pero no las alcanzó.
Murajovski no descarta sin embargo que pueda tratarse de un ataque errado del Ejército ucraniano que utiliza proyectiles caducados. A la vez cuestiona el informe de la OSCE pues las milicias de Donbás no tienen misiles Uragán.
De todas maneras, concluye RBC Daily, ya sea un error o una provocación, el ataque a Mariúpol puede traducirse en nuevas sanciones occidentales contra Rusia.