"En los últimos tres días, 77 palestinos, más de la mitad de ellos niños, han quedado sin hogar," indicó la OCHA en un comunicado.
Denunció que "algunas de las estructuras demolidas fueron proporcionados por la comunidad internacional para apoyar a las familias vulnerables".
"Las demoliciones que dan lugar a desalojos forzosos y desplazamientos son contrarias a las obligaciones de Israel en virtud del derecho internacional y crean sufrimiento y tensión innecesaria. Deben cesar de inmediato", subrayó la OCHA.
Las demoliciones se llevaron a cabo en Jerusalén este y los distritos cisjordanos de Ramallah, Jericó y Hebrón.
La OCHA señaló que en 2014 Israel llevó a cabo un número récord de demoliciones en Jerusalén este y en la zona C de Cisjordania, controlada administrativamente y militarmente por Israel.
"En 2014, las autoridades israelíes destruyeron 590 estructuras propiedad de palestinos en la zona C y en Jerusalén este, desplazando a 1.177 personas", afirmó la OCHA.
El organismo de la ONU indicó que "este es el nivel más alto de desplazamientos que se produce en Cisjordania desde que OCHA comenzó a monitorear de forma sistemática esta cuestión en 2008".
Israel alega que esas demoliciones se llevan a cabo porque las estructuras han sido construidas sin los permisos de construcción necesarios.
Los palestinos y grupos pro derechos humanos denuncian que dicha autorización se deniega sistemáticamente, obligando a la gente a construir sin licencia.
"Las políticas de planificación aplicadas por Israel en la zona C de Cisjordania y en Jerusalén este discriminan a los palestinos por lo que es muy difícil para ellos obtener permisos de construcción", explicó la OCHA.
La agencia de la ONU alertó que "como resultado, muchos palestinos construyen sin permisos para satisfacer sus necesidades de vivienda y se arriesgan a que sus estructuras sean demolidas".
"Los palestinos deben tener la oportunidad de participar en un sistema de planificación justo y equitativo que garantice la satisfacción de sus necesidades", añadió.