La matanza de periodistas del semanario satírico supone la mayor llevada a cabo en Francia en nombre de una religión. Los asesinos gritaron claramente «Alá es grande» y «Hemos vengado al Profeta», antes de emprender su huida. Los medios de prensa y los líderes políticos no quisieron reconocer estas evidencias hasta horas después de los hechos.
Por supuesto que los autores de este crimen y de otros cometidos por ciudadanos franceses no representan a los cinco millones de musulmanes de este país. Pero habría que preguntarse por qué los responsables religiosos del Islam francés que condenan estos actos duramente son una minoría y están protegidos por la policía las 24 horas del día; por qué los musulmanes franceses no se movilizan contra estos hechos. Habría que preguntarse por las razones por las que las autoridades políticas del establishment ceden en las exigencias de una religión en un país laico. Ahora, la voz oficial es «este atentado no tiene nada que ver con el Islam». Bueno, lo que está claro es que no tiene nada que ver con el Cristianismo ni con el Judaísmo, ni con el budismo.
Francia muestra un pavor exagerado a llamar a las cosas por su nombre y a afrontar la realidad cara a cara. El Frente Nacional de Marine Le Pen es la formación política que acaba recogiendo los frutos de esa ausencia de respuestas del resto de los partidos políticos. Hace ya lustros que periodistas de izquierda franceses subrayaban que dejar en manos del FN los asuntos que de verdad preocupan a los ciudadanos franceses es un error. Y no se ha avanzado nada.
Los periodistas y dibujantes de Charlie Hebdo no han tenido nunca ese miedo ni esa precaución política con los islamistas. ¿Su muerte va a servir para cercenar la libertad de los críticos contra el Islam? Los holandeses Theo Van Goh y Pim Fortuyn corrieron hace años la misma suerte que los trabajadores de Charlie Hebdo y por similares razones. Europa prefirió hablar de actos de «desequilibrados». Muy bien; pero como demuestran las manifestaciiones de «Pegida» en Alemania, hay ciudadanos que están hartos de que los políticos no escuchen sus temores y de aguantar justificaciones «angelistas».
A partir de hoy, en Francia será mucho más dificil frenar esa sensación. Francia es uno de los principales objetivos de un terrorismo islamista que viene de sus propios ciudadanos, de franceses de origen árabe o con familia proveniente de paises musulmanes, que afiliados a organizaciones internacionales, atacan en el territorio que conocen.
*Luis Rivas, periodista. Excorresponsal de TVE en Moscú y Budapest. Dirigió los servicios informativos del canal de TV europeo EuroNews. Vive en Francia desde hace más de 20 años.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK