“Creemos firmemente que la diplomacia que incluye ingresar en los tratados y organizaciones internacionales es un derecho del pueblo palestino. Después de la reunión (de esta tarde) decidiremos cuáles van a ser nuestros pasos inmediatos”, ha declarado el jefe negociador palestino Saeb Erekat.
La resolución presentada por Jordania en nombre de los países árabes fue rechazada con los votos en contra de Estados Unidos y Australia.
En total votaron a favor ocho miembros del Consejo de Seguridad, uno menos de los necesarios para su aprobación. En cualquier caso esta resolución no hubiera pasado puesto que Washington expresó su intención de vetarla en el caso de que consiguiera los nueve votos requeridos.
Estados Unidos declaró que la resolución no era “constructiva” y no atendía a las necesidades de seguridad de Israel, pero no propuso ninguna alternativa. De esta manera, Israel tiene las manos libres para seguir expandiendo las colonias judías en los territorios ocupados sin ninguna cortapisa.
Por su parte, Erekat ha declarado esta mañana que es necesario que la comunidad internacional intervenga de alguna manera para impedir que Israel continúe siendo un Estado que está “por encima de la ley” y no respeta las resoluciones ni los acuerdos internacionales.
Ahora el presidente Abás tiene delante dos opciones. La primera pasa por denunciar la ocupación y los presuntos crímenes de guerra que Israel comete a diario en los territorios ocupados antes los tribunales internacionales, como la Corte Penal Internacional y el Tribunal Internacional de Justicia.
Sin embargo, esta posibilidad topará con la negativa de Israel a aplicar cualquier decisión que se adopte en esos foros ya que el Estado judío contará con el respaldo de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad.
La segunda opción, que Abás ha sugerido en más de una ocasión, es disolver la Autoridad Nacional Palestina y forzar a Israel a que asuma la administración de los territorios ocupados, tal y como es su obligación según las leyes internacionales.
La situación actual es muy cómoda para Israel porque son los palestinos mismos quienes administran la ocupación con el dinero procedente de la Unión Europea y Estados Unidos. De esta manera Abás mantiene una situación de calma en Cisjordania que es artificial.