El canciller español espera que la reanudación del diálogo bilateral entre Washington y La Habana "abra el camino a un futuro mejor para el pueblo de Cuba que sólo podrá construirse bajo los principios de democracia y de respeto a los Derechos Humanos".
El ministro recordó que el Gobierno español "ha trabajado en el seno de la Unión Europa" para que llegara este deshielo. Margallo insistió en que "apostamos por este diálogo".
García-Margallo visitó Cuba a finales de noviembre, en lo que fue la primera visita de un ministro español a la isla desde el año 2010.
España tiene muchos intereses en Cuba, políticos y económicos pero también sentimentales. España es el tercer socio comercial de Cuba y el año pasado marcó un nuevo récord histórico de exportaciones, con 798 millones y un saldo comercial favorable a España. Además, es el primer inversor europeo en la isla caribeña y uno de los primeros inversores del mundo, fundamentalmente en el sector turístico.
A falta de pronunciarse el presidente español el conservador Mariano Rajoy, que había mantenido hasta ahora una tensa relación con Cuba, también se manifestó el ministro de Defensa, Pedro Morenés, quien calificó la noticia de "buenísima" porque España tiene "gran simpatía" por los dos países.
El conservador Partido Popular, en el poder de Madrid, también dio la "bienvenida" a la apertura del diálogo. Y espera que una "democracia consolidada" como la norteamericana "tenga muy presente la necesidad de reclamar el respeto de los Derechos Humanos y las libertades" en Cuba.
Por su parte, la socialista Trinidad Jiménez, dijo que hoy era un "momento histórico que pone fin a los últimos vestigios de la guerra fría".
En una rueda de prensa, la portavoz de Exteriores del PSOE en el Congreso, dijo que era "una nueva noticia" para toda Latinoamérica y también para España.
Para Jiménez, Washington y La Habana son los "protagonistas" de este "momento histórico", pero también lo son muchos otros países que, como España, siempre apostaron por este entendimiento y exigieron el fin del embargo.
Unas sanciones económicas "paleolíticas y absurdas", según el portavoz socialista de Defensa en el Congreso Diego López Garrido.