Mientras Europa insta a Kiev a desarmar a grupos paramilitares para recibir ayudas, los radicales no se apresuran a deponer las armas, escribe hoy el diario Kommersant.
Hombres con fusiles se han convertido en una imagen recurrente en casi todas las ciudades ucranianas. Las autodefensas locales controlan las carreteras y registran los vehículos.
El ministro del Interior interino de Ucrania, Arsén Avákov, instó anteriormente entregar hasta el 21 de marzo todas las armas no registradas, llamamiento que acataron muy pocas personas. En particular, los radicales de Pravy Sektor se negaron rotundamente a desarmarse e ignoraron la invitación de ingresar en las filas de la Guardia Nacional.
El 21 de marzo Kiev firmó un acuerdo de asociación política con la Unión Europea. El embajador de Francia en Ucrania, Alain Remy, avisó al Gobierno en nombre de toda la UE que Europa estará dispuesta a ayudar a Ucrania solo después de que se desarmen todos los grupos paramilitares, incluidos los que operan en Kiev.
Según Kommersant, en la capital ucraniana estos días ha aumentado el interés de la población por las armas de fuego. Los vendedores de las tiendas especializadas destacan un auge de la demanda. Así el número de clientes se ha triplicado en los últimos días.
El resultado lo sufren en carne propia los empresarios kievitas que muchas veces se ven obligados a pagar unos 500 dólares al día por la “protección” de su negocio o simplemente cerrarlo.