Los rebeldes guardaban en un escondite descubierto en la ciudad de Baniyas, en el noroeste del país, 281 barriles de sustancias químicas, cantidad que bastaría para exterminar la ciudad entera, declaró hoy el embajador de Siria ante la ONU, Bashar Jafari.
El diplomático precisó que en el escondite había 79 barriles de poletilenglicol, 67 de monoetilenglicol, 25 de monoetanol(amina), 68 de dietanolamina y 42 de trietanolamina.
“Suficiente para destruir toda la ciudad, cuando no el país entero”, declaró Jafari a la prensa.
Agregó que las autoridades están investigando las circunstancias relacionadas con este lote, controlado por los insurgentes.
El Gobierno de Damasco y la oposición en Siria se acusan recíprocamente de usar armas químicas. Los países del G-8, en el comunicado final de la cumbre celebrada en Lough Erne en junio, instaron a las partes en conflicto a facilitar el acceso de inspectores de la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) para que realicen una investigación objetiva de tales casos y presenten un informe al Consejo de Seguridad de la ONU.