En su comunicado, citado por la agencia SANA, Exteriores reitera que Damasco busca aclarar todas las circunstancias del ataque de ayer, del que se acusan mutualmente el Gobierno y la oposición.
Las autoridades afirman que los rebeldes lanzaron un cohete con agentes químicos en la localidad de Khan Al-Asal de la provincia de Alepo, mientras la oposición rechaza las acusaciones al afirmar que fue el Ejército el que lanzó un misil de tipo Scud con arma química.
Alepo y su provincia son escenario de cruentos enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes sirios que luchan por el control sobre los puntos estratégicos.
Por tanto, mientras unos observadores dudan que sean los rebeldes los que lanzaron el ataque de ayer ya que podrían haber matado a los suyos, otros cuestionan la posibilidad de que el Gobierno sirio se atreva a cruzar la “línea roja” trazada en agosto por el presidente de EEUU, Barack Obama, quien advirtió entonces que el uso de armas químicas tendría enormes consecuencias para el régimen sirio.
Por su parte, el vicecanciller ruso, Guennadi Gatílov, llamó hoy a realizar una exhaustiva investigación del uso de armas químicas en Siria ya que podría provocar una nueva escalada de violencia.
Siria vive desde marzo de 2011 un violento conflicto armado entre el Gobierno y la oposición, apoyada y financiada por países occidentales y monarquías del Golfo Pérsico, que ya se cobró unas 70.000 vidas, según la ONU.