Rusia confía en una nueva reunión del Grupo de Acción para Siria, integrado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y los países árabes, informó este jueves el viceministro de Exteriores ruso, Mijaíl Bogdánov.
El primer encuentro del Grupo se celebró el 30 de junio en Ginebra y reunió a los titulares de la ONU y la Liga Árabe, así como los jefes de la diplomacia de la Unión Europea, China, EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia, Turquía, Irak, Kuwait y Qatar. La cita culminó con la aprobación de un comunicado que establece ciertas pautas de la futura transición en Siria.
“Hemos explicado a nuestros socios occidentales y árabes que debemos seguir trabajando partiendo de la base del comunicado de Ginebra. Es preciso apoyar la misión de Lakhdar Brahimi como enviado especial de la ONU y la Liga Árabe. También habría que usar el formato de actividades del Grupo de Acción”, señaló el diplomático, al expresar la confianza en que “no sea la última” la reunión de Ginebra.
El vicecanciller ruso hizo estas declaraciones un día después de otro encuentro internacional sobre Siria, la conferencia del llamado Club de Amigos. Los asistentes a la reunión, que se celebró la víspera en Marraquech, reconocieron como “representante legítimo” del pueblo sirio a la Coalición Nacional de Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFROS).
Moscú no dará respuesta a esta decisión, aseguró Bogdánov, y continuará insistiendo en que se cumpla el acuerdo de Ginebra, una “plataforma consensuada para dar una solución política a la crisis de Siria”. En este sentido, el diplomático pidió a los socios del Grupo el “máximo esfuerzo para poner en práctica los acuerdos alcanzados”.
Entretanto, la conferencia de Amigos de Siria, que congregó ayer a unos 120 países, fue tachada de “inútil muestra de una guerra psicológica” por el Gobierno sirio, que también afirmó que la reunión “no aportó nada nuevo” y terminó en fracaso al igual que sus tres anteriores ediciones.
Desde marzo de 2011, Siria es escenario de un violento conflicto armado que ha causado entre 20.000 y 40.000 muertos y cerca de medio millón de desplazados, además de arruinar la economía nacional. El Gobierno del país afirma que sus fuerzas de seguridad se enfrentan a milicias fuertemente armadas y apoyadas desde el exterior.