Ganaderos de cuatro prefecturas japonesas de las que se prohibió la distribución de vacuno por contaminación radiactiva se manifestaron este miércoles frente a la sede de TEPCO, operadora de la accidentada planta nuclear de Fukushima-1, para reclamarle la indemnización de sus pérdidas por el veto.
Según informó la corresponsal de RIA Novosti en Tokio, un portavoz de la compañía se reunió con un grupo de manifestantes que le entregaron su petición.
A principios de julio, el Gobierno nipón vetó la distribución de bovino de Fukushima, Miyagi, Iwate y Tochigi, después de que en la carne procedente de estas cuatro prefecturas se detectaran niveles de cesio radiactivo muy superiores al permitido.
El vacuno contaminado se suministró al mercado en 45 de las 47 prefecturas niponas y en algunos casos incluso llegó a venderse.
El ministro de Economía e Industria de Japón, Banri Kaieda, anunció el pasado 23 de julio que el Ejecutivo comprará toda la carne en que se detecten niveles elevados de sustancias radiactivas, y que TEPCO deberá asumir la responsabilidad económica por estas compras.
La operadora de Fukushima-1 también tendrá que reparar el daño ocasionado a la imagen de productos agrarios como el arroz o algunas hortalizas de Fukushima, Miyagi y otras prefecturas en los que se hallaron niveles altos de radionúclidos.
No obstante, es poco probable que TEPCO pueda hacer frente a todas las compensaciones reclamadas por los desalojados, marineros, agricultores y otros afectados por la crisis nuclear de Fukushima-1, ya que ello podría llevarla a la ruina que, a su vez, complicaría aún más el suministro energético en el país.
El Gobierno de Japón aprobó un proyecto de ley que prevé la creación de una entidad para gestionar el pago de las indemnizaciones que recibirá financiación tanto por parte del Estado e inversores privados, como de operadores de centrales nucleares niponas. Según el documento, TEPCO deberá indemnizar anualmente los gastos de la nueva entidad.
Se espera que el parlamento nacional tramite el proyecto de ley antes de finalizar el actual período de sesiones el próximo 31 de agosto.
El fuerte seísmo y el posterior tsunami que azotaron la costa noreste de Japón el pasado 11 de marzo dejaron fuera de servicio los sistemas de refrigeración de la central Fukushima-1 lo que provocó explosiones en varios reactores y fugas radiactivas.
El accidente obligó a evacuar a la población en un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta, e hizo que muchos alimentos producidos en Fukushima y otras prefecturas limítrofes resultaran contaminados con radiación.