A pesar de algunos intentos de hallar hidrocarburos en su territorio a lo largo de la historia, Uruguay se mantiene como uno de los pocos países sudamericanos que no cuenta con reservas de petróleo o gas natural, lo que obliga al Estado a importar la totalidad de los combustibles que se utilizan en el país.
El panorama, sin embargo, puede cambiar radicalmente a partir de importantes hallazgos hechos en 2022 y 2024, a más de 7.000 kilómetros de distancia, en Namibia. Es que el país ubicado al oeste del continente africano, atraviesa una verdadera primavera petrolera a partir de hallazgos de las multinacionales Shell y Total y, fundamentalmente, de la portuguesa Galp, que confirmó reservas equivalentes a 10.000 millones de barriles en su Cuenca Naranja.
"Namibia y Uruguay eran una misma región en el inicio de la geología, por así decirlo. Cuando comenzaron a surgir esas cuencas, y antes de la separación de América y África, no había una diferencia geológica entre los dos países", explicó a Sputnik el geólogo uruguayo Héctor de Santa Ana.
El experto subrayó que ambos territorios se encontraban contiguos precisamente en la época en que "se generaron los reservorios" en los que actualmente pueden encontrarse petróleo y gas natural, por lo que existe "una correlación directa" entre la confirmación de grandes reservas en Namibia y la posibilidad creciente de hallazgos similares en la plataforma marítima uruguaya.
En sintonía con esa previsión, la petrolera estatal uruguaya Ancap relanzó en 2025 la adjudicación de contratos para la exploración y producción de hidrocarburos en su plataforma continental. La compañía dividió el área en siete zonas diferentes y otorgó cada una a un licenciatario por los próximos cuatro años, con condiciones similares a rondas anteriores realizadas, aunque sin éxito, en 2009, 2012 y 2018.
Entre los adjudicatarios de bloques de exploración aparecen las multinacionales Chevron, Shell, Challenger Energy Group (CEG), la estadounidense Apache Corporation (APA) y, como una de las novedades de esta ronda, la estatal argentina YPF, adjudicataria del bloque 5. Según Ancap, los siete contratos significan una inversión total de más de 160 millones de dólares en esta etapa y la utilización de herramientas de prospección sísmica.
Mapa de las zonas de exploración petrolera otorgadas por la petrolera estatal Ancap en la plataforma marítima de Uruguay
© Foto : Ancap
Un panorama más alentador
El nuevo escenario promete mejores resultados que los que Uruguay ha tenido en su historia. Además de que las rondas anteriores en la plataforma marítima no arrojaron resultados positivos, el país también vivió una decepción en 2013 cuando, durante el Gobierno de José Mujica (2010-2015), Ancap encontró reservas de hidrocarburos en rocas de un pequeño pueblo del departamento de Salto, en el norte del país. Sin embargo, las reservas fueron catalogadas como difícilmente explotables y el sueño quedó por el camino.
Tampoco habían sido fructíferas otras exploraciones hechas en aguas uruguayas desde la década de 1970, que alentaron progresivamente entre los habitantes locales la idea de que el país carecía indiscutiblemente del recurso.
De Santa Ana, exgerente de Explotación y Producción de Ancap, enfatizó que ahora "el pronóstico" de las autoridades uruguayas y de las empresas indica que habrá hallazgos relevantes tanto de petróleo como de gas natural en las diferentes zonas concesionadas, divididas por Uruguay "de forma equilibrada" según las previsiones para dar a todas las empresas oportunidades de ganancia.
El optimismo del experto uruguayo es compartido por el gerente de la argentina YPF, Horacio Marín, que recientemente se asoció con la italiana ENI para hacerse cargo de la búsqueda. Durante el evento Energía Summit 2025 organizado en Uruguay por el diario El Observador, el jerarca argentino estimó que hay una "probabilidad del 25%" de un hallazgo positivo, algo alentador en comparación con búsquedas anteriores en Uruguay.
El titular de YPF se mostró elocuente en relación con la importancia que un hallazgo tendría para un país del tamaño de Uruguay, con una población de 3,5 millones de habitantes y cuya economía se centra fundamentalmente en la ganadería, el sector agroexportador en general y los servicios.
"Si se encuentra petróleo en esa cuenca, Uruguay es otro país. No creo que tengan nada en la economía que se pueda acercar", sentenció.
Un Uruguay desconocido
En una línea similar, De Santa Ana remarcó que el escenario "cambia absolutamente" para el país sudamericano.
"No conocemos el Uruguay con petróleo, no lo imaginamos. Va a cambiar tanto desde el punto de vista laboral, con sueldos extremadamente diferentes, como en lo académico, porque la Universidad tendrá que adicionar nuevas líneas de estudio y de tecnología", reflexionó el geólogo.
Para el experto, que la plataforma marítima uruguaya se convierta en la base de una nueva industria petrolera también modificará la relación del país sudamericano con su mar y obligará al país a compatibilizar la extracción de hidrocarburos con su industria pesquera, su sector turístico y sus políticas ambientales.
A pesar de algunos cuestionamientos sobre el impacto que podrían tener las prospecciones sísmicas, De Santa Ana remarca que compatibilizar este tipo de actividades "es la realidad de todo el mundo" y no debería ser imposible en aguas uruguayas.
De Santa Ana también valoró particularmente el diseño de los contratos firmados por Ancap con los diferentes permisionarios. Según el experto, la petrolera estatal uruguaya se asegura la posibilidad de asociarse con las empresas en caso de confirmarse la existencia de hidrocarburos.
"En el caso de YPF y ENI, por ejemplo, Ancap tendrá el 35% de la participación y las empresas tendrá cada una el 50% del resto. Si hacemos la cuenta nos damos cuenta de que el porcentaje de la petrolera estatal es mayor que el de las empresas que perforan y descubren", explicó.
El experto aclaró que, si bien la explotación de petróleo está lejos de las actividades económicas tradicionales en Uruguay, la petrolera estatal ha ganado experiencia y capacidades en esta área en los últimos 20 años, por lo que la empresa tendría la posibilidad de participar de manera eficiente en el negocio.
Pero, incluso si la compañía uruguaya desiste de participar en ese bloque, obtendrá ingresos como consecuencia de la venta de los hidrocarburos, de acuerdo a porcentajes estipulados en cada contrato. De Santa Ana enfatizó que las ganancias que reciba la petrolera estatal por esta actividad terminarán, al tratarse de una empresa pública, en las rentas generales del Estado uruguayo.
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