El libro no contiene grandes revelaciones, más allá de confirmar la mala relación de Harris con el presidente Biden, su esposa Jill y el equipo del mandatario en la Casa Blanca, a los que acusa de no defenderla nunca y darle tareas deliberadamente perjudiciales para su imagen, como la crisis migratoria.
El libro está estructurado como una cuenta regresiva desde que Biden le comunica que se baja hasta el día de las elecciones y, desde el mismo título (107 días), Harris busca dejar en claro que la razón de su derrota está estrictamente vinculada al poco tiempo que tuvo para hacer campaña, a la que llama una y otra vez "la campaña más corta de la era moderna".
Convenientemente, la exfuncionaria evita hacer mención de qué escenario inesperado fue provocado por los esfuerzos de su propia Administración y la maquinaria demócrata para ocultarle a los estadounidenses el verdadero estado físico y mental de Biden, hasta que el fatídico debate contra Trump de junio del 2024 lo expuso en toda su decadencia.
En ese sentido, la otra gran justificación invocada por Harris a lo largo del texto para explicar su derrota es la impopularidad del entonces presidente Biden, pero siempre dejando en claro que no era tanto que las políticas de su Administración fueran malas, sino que no podían ser bien comunicadas.
Por ello, resulta revelador que el comienzo del libro, que narra sus primeras horas para asegurar la nominación luego que Biden le anuncia que no buscará la reelección, Harris admite que su lógica para ser coronada como la abandera demócrata es que ella "ya tiene una relación previa con los principales donantes" y que debido a sus contactos en Hollywood y Sillicon Valley (Harris nació e hizo toda su carrera política en California, donde ambos enclaves se ubican), podrá atraer a celebridades como Ophah Winfrey o Beyonce para que hagan campaña con ella.
Es decir, Harris admite en el libro lo que era claro para cualquiera que siguió con atención su fallida campaña del 2024: las ideas para ayudar a los ciudadanos y a la clase trabajadora no eran parte de la ecuación demócrata para atraer el voto ni para gobernar, y el principal insumo de su candidatura eran las celebridades en sus mítines y el dinero recaudado a partir de los lazos del establishment demócrata con la elite financiera, mediática y tecnológica.
La nueva Hillary
"Uno ya no puede pensar que simplemente se trata de una política que busca seguir en primera línea y no va a dar munición a sus críticos para que la saquen del juego, sino que es claro que refleja un estado de las cosas, es decir, que la ceguera demócrata continúa en relación a por qué la ciudadanía les ha dado la espalda", indicó Romano a Sputnik.
Una oportunidad perdida
"Con Biden retirado por su edad avanzada, sus problemas de salud y por su gran impopularidad, y [Barack] Obama dedicado a la vida de lujos y conferencias millonarias, Harris, pese a la derrota, sigue siendo la cara más reconocida de su partido. Entonces que su discurso siga siendo el mismo que la hizo perder y solo enfocada en criticar a Trump y no en proponer cosas, hace que los demócratas sigan en el mismo terreno pantanoso que en el 2024", apuntó.
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