Los participantes de la marcha se reunieron por la mañana en la plaza Russell Square y de allí partieron hacia el distrito gubernamental de Whitehall. Entre la multitud se escuchaban consignas contra el primer ministro Keir Starmer, criticando la política migratoria del Gobierno y lo que consideran restricciones a la libertad de expresión.
Robinson calificó previamente la manifestación como una "fiesta de la libertad de expresión", mientras que sus opositores la llamaron "fiesta del odio y la mentira".
En su canal de Telegram, el activista destacó que numerosos asistentes coreaban el nombre de Charlie Kirk, el político y activista conservador estadounidense asesinado el 10 de septiembre, y compartió imágenes en las que se ve a algunos manifestantes portando retratos suyos.
Paralelamente, en la ciudad se reunió un pequeño grupo de contramanifestantes de izquierda, que rechazaban las restricciones migratorias y defendían la acogida de refugiados.
La Policía británica informó, previamente a la movilización, del despliegue de más de 1.000 agentes para garantizar el orden durante el evento.