En este tenor, el analista internacional argentino Martín Rodríguez Ossés destaca que el actuar de Rusia sobre la crisis ucraniana le acerca, cada vez más, a una victoria en esta materia.
"Hay dos o tres cosas que resaltan de las conversaciones. La primera es que Rusia no se baja de su pretensión de máxima en el conflicto con Ucrania, respaldada por la situación en el terreno. Hoy,
la tendencia es cada vez más clara hacia una victoria rusa y
EEUU no puede ofrecer o poner sobre la mesa nada que evite esa posición maximalista", aseguró.
El 3 de julio,
los jefes de Estado charlaron sobre varios temas, entre ellos, el progreso en los acuerdos de Estambul entre Moscú y Kiev, la situación sobre Irán tras la escalada con Israel y proyectos económicos bilaterales.
Si bien Occidente continúa con su retórica contra Moscú,
Rusia ha sabido posicionarse en el tablero geopolítico, desplegando sus tácticas diplomáticas para buscar la paz en temas como
el conflicto entre Irán e Israel, ocurrido a mediados de junio.
A su vez, la charla telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su par francés, Emmanuel Macron, sostenida el 1 de julio,
delineó aún más la posición de Moscú sobre la crisis ucraniana.
"Evidentemente, el presidente ruso recalcó que el conflicto en Ucrania continúa por [el apoyo] de Occidente, que debe frenarse esa intervención y la ayuda a Kiev, ya que (…) podría alcanzar mayor envergadura", recuerda el experto.
En este rubro, Rodríguez Ossés añade que, en esta charla, "Putin ya no es una figura que quedó desplazada de la agenda europea, por más que, desde lo narrativo, se busque construir un aislamiento que no pueden sostener [los europeos] en el mediano plazo".
Desde que comenzaron las llamadas entre los presidentes de Rusia y EEUU, las charlas han destacado que el jefe de Estado ruso ha tenido una mejor posición a la hora de entablar diálogo con su par estadounidense.
Esto también es evidente en la decisión de Trump de suspender el envío de armas a Ucrania que, lejos de ser un gesto táctico, mostró no solo el agotamiento de las reservas militares estadounidenses, sino las limitaciones a nivel estructural de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"Desde esta perspectiva, lo que parecía una iniciativa soberana terminó por reforzar la posición de poder de Vladímir Putin, quien no hizo concesiones (…). Mientras Rusia consolida su aparato industrial de defensa bajo control estatal, el complejo militar-industrial occidental muestra señales de saturación y dependencia financiera, lo que compromete su sostenibilidad a largo plazo", puntualiza.
De igual manera, Fernández Pacheco dice que el fracaso de la cumbre de la OTAN y el éxito del
Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) fueron solo dos eventos que impulsaron al presidente de EEUU a acercarse más a Rusia.
"Hablamos entonces de una Europa en crisis y dividida en el ámbito militar, dígase específicamente la OTAN. Entonces, Donald Trump tiene que asegurar estas conversaciones con Moscú", indica.