La UE, ¿tocada y hundida?
El apartado del documento dedicado a Ucrania, dice con un sabor más desabrido del que esperaban las autoridades europeas: "Reafírmanos nuestro respeto por la soberanía y la integridad territorial de los Estados, y nuestro compromiso con los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas".
En el mismo tono, los participantes de la cumbre de Bruselas expresaron su apoyo a los esfuerzos humanitarios encaminados a organizar canjes de prisioneros y medidas que favorezcan la reconciliación. Asimismo, condenaron los ataques contra civiles y contra las infraestructuras energéticas, sin especificar los culpables.
Al respecto, el doctor en relaciones internacionales Alberto Hutschenreuter puntualiza que el conflicto ucraniano es entre Rusia, Ucrania y Occidente, "puesto que, si bien Occidente no participa en esta guerra, sí lo hace cada vez más de manera indirecta apoyando a Ucrania a través de medios financieros y de capacidades militares". "De manera que allí hay una participación", constata.
El analista incide en que Rusia no está en esta guerra solamente contra Ucrania porque si no, hubiera terminado hace tiempo. "Rusia está contra Ucrania y contra los medios de la OTAN. Los medios no son solamente financieros y militares, sino que también hay medios de inteligencia, porque si no, Ucrania no podría alcanzar determinados blancos, y otros. De modo que esta es la situación", explica el también autor del libro El descenso de la política mundial en el siglo XXI.
"Pero después hay una parte del mundo, en Asia, en Oriente Medio, zona del golfo Pérsico, África y América Latina, que no participan de las sanciones. Muy pocos países en estas tres grandes geografías participan, (…) y eso explica el giro de la política exterior de Rusia, donde queda claro que reorienta su enfoque externo hacia estos centros: en Asia, particularmente hacia la India y China, en Oriente Medio, zona del golfo Pérsico, países de África, y en menor medida América Latina", concluye Hutschenreuter.